UN JUEZ RURAL 29 enormes signos exfranos; y en esa ruina de lo que no fue, hortigas y lagartijas crecian o anidaban entre la suelfa argamasa. La fantasia ingenua de un pobre hombre que habia sonado alguna vez; y cuan profundamente! con un Castillo rodeado de un parque, con lagos, fuentes, graderias y terrazas, estaba mas alia realizado en un terreno de diez varas de frente por treinta de fondo. Una gran puerta para carruajes, puerta de hierra forjado, que antes perteneciera a algun rico terrateniente, obra del mas primoroso trabajo, agobiada entre dos enormes pilastrones de caf y piedra, se erguta solitaria en todo el frente de la propiedad. Hacia uno y otro lado de ella, un zocalo de ladrillos quedo a medio empezar; zocalo ahora roto y desencuadernado, zurcido con postes viejos y flojos alambres de pua. El jardin minusculo era rico en accidentes. De la gran puerta partta un sendero angosto, iba hacia una red de caminillos cubiertos de conchuelas, salvaba puentes rusticos, y seguia por la orilla de un lago de dos metros, hasta penetrar bajo emparrados de rosas y perderse

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