30 PEDRO PRADO en un laberinfo de bambues. La casa, medio oculta por la entretejida marana de arboles y arbustos, dejaba ver una escalita de marmol, fabiques desconchados, ventanas romboidales eon fejadillos protecfores, y, en lo alto, almenas de madera, y tres torrecillas, todas diversas e impracticables. En el centro de ellas, a guisa de mirador o claraboya, vetase algo enorme, confuso y redondo con rotos crisfales multicolores, coronado por una gran veleta en desmayo. Entre los arboles, colgando de un cordel, habta ropa tendida puesta a secar, y sobre una puertecilla, en un carton abarquillado por el sol, leiase con dificultad: «Se venden flores y huevos frescos.» Y mas lejos una sencilla casa inconclusa, los vanos de puertas y ventanas defendidos por adobes aperchados; y aqut un rancho miserable sobreviviente de antiguos tiempos; y mas alia retazos de terreno ofrecidos en venta en grandes y viejos letreros descoloridos. Y dispersas por las amplias calles, cubierfas de cardos e hinojos, con zanjas profundas a manera de cunetas, nuevas construcciones trisfes

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