28 PEDRO PRADO Los ninos dejaban sus juegos y seguian tras las columnas vertiginosas de polvo enloquecido; y sus gritos, risas y carreras iban en pos de ellas, enfretejidos con el voltejear de las hojas. Aun otras casas, un gran sitio baldio sombreado por enormes eucaiiptos, siempre con pajaros cantores y vasto rumor de viento, y el camino salia a pleno campo. A ambos lados abrianse potrerillos inutiles sembrados de piedras, cubiertos de hierbas pobres y malezas bravas. Cinco cuadras mas adelanle comenzaban otra vez habitaciones extranas y dispersas. Era una poblacion nueva. Y Solaguren, observando el aspecto provisorio de cierros, huertos y construcciones, sentia una verdadera angustia al palpar tan claramente los suenos y esperanzas de esos pobladores. Grandes cimientos abandonados en espera de una casa amplia, que no fue posible hacer, estaban alii por varios anos como unicos ocupantes de un sitio perdido. Las piedras que los formaban parectan trazar sobre la tierra

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