16 PEDRO PRADO me delicioso. Mariposas noclurnas volaban en torno de las flores. —dPor que la fuente esta sin agua?—pregunto Solaguren. En mitad del jardin, seca y redonda corr.o un ojo vacio, habia una fuenfe circular, revestida de cemento y rodeada de calas y de lirios. La Iuna, como una mujer, gusfa del espejo del agua, y la verdad era que resultaba desagradable no divisar en ella su imagen. —Dije a Andres que la vaciara—respondio Isabel.—Hoy Ricardo se ha metido dos veces al agua y Eugenita ha bebido de ella. MienIras esfen chicos tendremos que tenerla asi. —iQue noche!— exclamo Solaguren, sin poner atencion a lo que se le decia. Y despues de contemplar el cielo sin nubes, con esfreilas empalidecidas por el brillo de la luna, cerro los ojos. Su mujer le acariciaba suave y < acompasadamente la mano, y ese roce rifmico, j tibio y sedoso, le producia un placer exqui- ! sito, languido y sonolienlo. Pasaba el liempo y no se decian una sola palabra. Cuando la caricia se interrumpia, So-

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