160 PEDRO PRADO —Aqui vienen. Enfraron tres policias con los uniformes en girones, las cabezas desnudas, vendados y sangrando; uno de ellos traia un brazo en cabestrillo. —pCuantos hombres tiene el reten de Maipu? —Los tres aqui presentes—dijo uno de los guardianes. El secretario, cumplidas las anotaciones preliminares, advirtio al juez que podia comenzar. —iQue sabe usted, comandante? —Me impuse tarde de lo ocurrido, Usia; andaba en comision en Barrancas. —Sargento: ique declara? —Venia de a caballo tranquilamente; al enfrentar un negocito que hay cerca del reten, unos hombres que alii esfaban bebiendo, me principiaron a insultar. Como no les hiciese caso, se envalentonaron y me dieron de pedradas. Alcance a pedir auxilio; pero ya me habian rodeado, golpeandome hasta que me trajeron al suelo. Pronto llegaron mis companeros, pero todo fue inutil. Las piedras llovian! Luego estos facinerosos asaltaron el reten, rom-

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