UN JUEZ RURAL 159 11a pieza! Dos disfantes panos de vidriera, ocultos en la sombra, dejaban enfre ellos un claro. Mas alia la oscuridad era impenetrable; presenttanse vagas siluetas de maderos y materiales hacinados, y un penetrante olor a moho brotaba de todas partes como el perfume de la sombra. —?Y el senor juez? Eran el comandante y tres guardianes que tratan los presos. Desde su escondrijo Solaguren los observo. dSerian esos los asaltantes de la policia? Uno de los hombres era alto y fuerte; pero el otro, esmirriado y viejo, mas parecta un ratero que un bandido. Guardianes y prisioneros asombrados, sintieron pasos en el rincon mas oscuro y distante, y vieron salir de entre las tinieblas al juez. Galindez llegaba cargado con una resma entera de papel, con dos o tres iapiceros y un enorme frasco de tinta. Dispuso con meticulosidad su arsenal, y quedo aguardando, en alto la pluma entintada. —?Y los heridos, senor Comandante?

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