UN JUEZ RURAL 103 —No, no. Acaso, como lo he referido muchas veces, mi historia tenga el aspecto de relato novelesco. Calienta la Tierra no tendria interes alguno si no hubiese existido. Las Cabeceras! Las Cabeceras, si, asi se llama la aidea: Las Cabeceras! LNo has viajado por esos lados? Es un caserio disperso que rodean tierras famosas, donde tienen chacras y pequenas hijuelas campesinos de modesto pasar. La fruta es abundante y riquisima; las vinas, en breves retazos, trepan las suaves lomas que se extienden hacia el Sur. Basta conocer ese lugarejo apartado, basta internarse por el largo camino que sigue el mismo lecho del estero de Quinones cubierto de pataguas, alamos blancos y sauces de Castilla, para ir entregandose a no se que magia de alegre soledad y de fecundo abandono que se levanta de esas tierras prodigas. Tenia yo por alia una tia abuela que heredo, vecino a Las Cabeceras, un campo de ovejas y unas cuadras de migajon, una casa antigua y una gran arboleda frutal sin cer-

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