UN JUEZ RURAL 101 Mozarena lo observaba; y dandole una palmada en el hombro, ordeno resuelto. —Vamos! Vamos andando! Pagaron la frugal merienda, y de nuevo por los caminos sintieron con agrado que la brisa de la tarde, el constante viento sur de los veranos, comenzaba a soplar. Nubecillas delgadas, brumas nacientes, celajes alargados, ibanse formando, y el aire oloroso a dilatada amplitud levantaba los animos caidos por el caluroso medio dia. —Simpatica la muchacha exclamo, como sin darse cuenta de lo que decia, Solaguren. —Si, fresca y de mi gusto; pero...qiba a quedarme? Acaso las campesinas son tan complacientes?... Tonterias... —Ah, si yo fuese Calienta la Tierra. —dQuien? —Calienta la Tierra, un gran vagabundo a quien conoci; un perezoso definitivo; un hornbre que de tanto pasar tendido en el suelo, acabaron por llamarlo Calienta la Tierra. —Un apodo epico! —Si; y su historia es aun mejor. qNo la

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