JUEZ RURAL 93 cuando en casa pasamos hambres y pellejerias. Abrumado, molesto, rabioso, cojo mi baston y salgo por los caminos, y me alejo y voy adentrandome en los campos solitarios, y es como si me internase en mi mismo, como si volviese a mi casa; y andando, andando, reposo y descanso como nunca antes descansara. Entonces vivo sereno y confiado, y de un modo tan profundo, que voy como ahondandome hasta la locura y el extasis... —iQue vagabundo! Te comprendo y envidio. Quisiera acompanarte. Dejar todo, y para siempre, ir sin rumbo por el resto de mi vida... El pintor, volviendo en si, miro a su companero de reojo y tuvo para el una sonrisa despectiva. Solaguren no advirtio el gesto de su amigo, y continuo dando salida al eco que habian despertado esas intimas declaraciones. BiBLIOTECA nacional SECCION fiHIUENA

RkJQdWJsaXNoZXIy Nzg5NTA=