78 PEDRO PRADO sus gestos por falsos dolores, su constancia en persistir deseoso de aparente justicia, me han hecho saber que, si la sangre fresca perturba la serenidad y trae vivas ansias de penar el dano, la sangre seca produce la misma repulsion que los deseos vengativos. —Senora Jesus—agrego dirigiendose a la anciana—llevese a sus hijas, y si el maestro Juan las molesta, venga a hablar conmigo. El carpintero quiso decir algo y salio molesto, arrastrando sus vendas. La vieja dio en llamarlo suavemente y hasta pretendio tomarlo de un brazo. —Maestro Juan, maestro... —iCuidado, senora!—-advirtio el juez.—Usted ha vivido bastante y tiene el olvido facil y el arrepentimiento inmediato, pero aguarde, al menos, que a el se le caigan las costras... BIBHOTECA NACIONAi 8ECC)6N CHIL6NA

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