UN JUEZ RURAL 169 —Si, tiene una poquita cosa en la frente; el mono casi se la tapa. —iEsta herrado? —Estaba herrado de las cuatro patas, iquien sabe ahora? El secretario ota complacido. Solaguren, inquieto, consfataba que los datos sobre el caballo que dieran ambos presuntos duenos, coincidian. Quedo perplejo. Penso en viejas historias, en sabios jueces arabes, en caballos a los que les brillan los ojos al estar, de pronto, frente a sus duenos. —iAhl olvidaba... —Digame usted cLtiene su caballo alguna peladura? —Le doy buen trato; pero como yo peso algo, el caballo se reciente del lomo; tiene sus costritas. —iQue hacer?—penso el juez. —Sientese, senor Inostroza. Espereme un momento. Y Solaguren salio seguido de un guardian; fue a los corrales vecinos a ver el caballo aparecido.

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