164 PEDRO PRADO voluntad; pero estabamos de humor, y despues de todo, mas ha sido la bulla... —dEncuentra poca cosa?—dijo el juez. —Falta de respeto, talvez; pero andando en los caballos que manejan qquien no se rie? y cuando uno comienza a reir, cuesta, despues, sujetarse... Habia en tales declaraciones un cinismo especial de fanfarronada inconciente. dQue hacer con un tipo igual? —Usta no puede dictar sentencia—advirtio el secretario.— Este asunto, segun la ley, debe pasar al Juzgado del Crimen de Santiago. —dEsfa usted seguro? —La ley lo manda. Solaguren se inclino, y en el oido del secretario dijo, turbado como en una confesion: —Creame que lo lamento y me alegro. El tipo este me habta caido en gracia; iba a cometer una injusticia dejandolo en libertad..

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