UN JUEZ RURAL 55 —?Yo? iYo...? —Si, tu! —iYo? —Si, hombre, ique dices? iEsta senora te dio cincuenta pesos a cuenfa de unos almacigos? —Cincuenta, st, cincuenta. —dQue los hiciste? iComo te has puesto a vender lo que no es tuyo? —Quiso comprar... Quiso comprar... Un guardian se asomo anunciando a un se~ nor Orazarte. —iOrazarte? espere—indico el secretario, revolviendo unos papeles—Jeronimo Orazarte —explico a Solaguren—el verdadero dueno de los almacigos. —Que entre—ordeno el juez. Un campesino viejo, de barbas biblicas y ademanes lentos y graves, penetro con una seriedad no exenta de cierta nobleza. —dDon Jeronimo Orazarte? —Si, senor. He sido citado por la policta. —Se trata del asunto de las cebollas qque puede usted decirme?

RkJQdWJsaXNoZXIy Nzg5NTA=