EL ALMACIGO DE CEBOLLAS Grandes risas y agitacion de gente al lado afuera de la puerta, hicieron que Solaguren, molesto, levantase la cabeza. Una mujer hablaba con ira contenida. —Hagalo entrar, guardian. Es mi turno. Que entre... iNo faltaba mas! —Es la seiiora de las cebollas—explico el secretario. Su demandado resulta ser Don Beno. iDon Beno! iNo lo conoce? Es un tonto muy ladino.

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