182 PEDRO PRADO Tendido en el lecho, mirando sin ver el cielo de la habitation, pasaba y pasaba el tiempo... La mala noche le tenia molido y con el animo dado a los demonios. iQuien seria? las eternas quejas y los eternos empenos . ; y diose media vuelta y cerro los ojos; pero no pudo seguir durmiendo. Se sentta afiebrado. En un instante de resolution, saito del lecho, y como para huir de su malestar, se visfio rapidamente. Sentada en el banco del zaguan de la puerta de calle, le aguardaba una mujer envejecida, flaca, tocada con un manto que dejaba ver un rostro desencajado y enfermo. A1 sentir los pasos de Solaguren, se puso de pie cruzando las manos en una actitud de resignacion; entre ellas oprimta un panuelo humedo. —qDeseaba hablar conmigo? —ci.Es usted el senor juez? —St, senora. —Soy la madre de Joaquin Sagredo, senor. qNo lo recuerda, su merced? Un joven que esfa preso desde la semana pasada.

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