UN JUEZ RURAL 167 —dComo? jLa persona aqut presente dice Io mismo! Galindez volvio su rostro al desconocido; rebosabale la faz de ironta penetrante. —qCon que usted es el dueno del caballo perdido?—pregunto. —Yo, seiior. —Pero si yo conozco a Inostroza. No puede enganarme, es compadre mto. Todo el mundo sabe que es persona honradtsima— dijo el secretario, indignado, en voz baja al juez. —dVio su compadre el caballo? —iComo lo va a ver! No le permiten. Pero es el suyo! —Aguarde un momento, senor—dijo Solaguren al reclamanie—Espere afuera un segundo. —Inostroza fue en busca de un cabestro prestado—siguio el secretario—Aht viene, casualmente. ?Lo hago pasar? Era un hombre gordo, sudoroso, de pantalones amplios y bombachos; de vientre saliente, condecorado con gruesa cadena de oro y esterlina flamante; llevaba un panuelo de seda sol-

RkJQdWJsaXNoZXIy Nzg5NTA=