UN JUEZ RURAL 135 mujeres pago la multa, alegando las resfantes no fener dinero. —Dejen ustedes una prenda mientras vuelven con el; dejen alguna.. insinuaba pracfico y acomodaficio el secretario. Ante tal disyuntiva, entre nuevos rezongos, prestandose unas a otras lo necesario, todas acabaron por pagar. A1 salir la mujer del ojo vagabundo, desde la puerta, en venganza, quiso hacer con la mano un gesto indecente, pero viendose observada por el juez, ante la sonrisa de Galtndez, lo desvio hacia un arreglo del vestido. El secretario, deslumbrado, paso a su mano izquierda todas las menudas monedas; se acerco^ceremonioso a su superior, y buscando con su diestra la de Solaguren, la estrecho con fuerza, diciendole: —jEs una sentencia magnifica!

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