114 PEDRO PRADO fundas, en las que arraig'aban hierbas chamuscadas, quebradizas y Tinas, como cadejos de cabellos tostados. Recios temblores habtan dado cuenta, tiempo atras, de muchas de ellas. Una imagen de Cristo se erg'uta entre los escombros. Una lagartija tomaba el sol en el cuello del Nazareno, y el destrozo que hicieran en su rostro y en su cuerpo el derrumbe de los muros; los colores impregnados de debiles mordientes, que las lluvias mezclaron, harian de el Hijo del Hombre un resucitado que pugnase por escapar de entre los muertos. A1 lado de esa figura apocaltptica habta una tumba extrana; y otra, y otras... que se semejaban. Parectan representar el ultimo modelo adoptado. Pequenas techumbres de dos aguas cubrtan profundas excavaciones hechas en la tierra. Entre las breves vigas y tijerales de los ligeros galpones, como pajaros que se hubiesen detenido un momento en la sombra, minusculos ataudes harian pensar en parvulos inverostmiles. Asomandose al borde de una excavacion, divisaron, tallados en la gruesa tosca, varios

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