88 PEDRO PRADO A1 arrimo de la sombra fueron caminando Solaguren y el pintor. |Fuera los sombreros y las blusas! Desabrochados sentian el delicioso cosquilleo de la brisa, como un bano imponderable! En una choza improvisada hecha de ramas de alamos, que guardaba el olor penetrante como de almizcle, que exhalan los brotes nuevos, habia gran numero de pequenos canastos de mimbre sin descortezar, Ilenos de rosadas frutillas. El perfume suave y dulce de las frutas y el grato del mimbre, naufragaban en el penetrante aroma de las ramas seCas de los alamos. No habia nadie en el interior de la choza. —Eh!—grito Solaguren— cQuien vende aqui? Lejanas, algunas mujeres banadas por la fuerte luz del sol, irguieronse un instante, lievandose las manos sobre los ojos para distinguir mejor. Ninguna de ellas acudio. —Ya vendran; mientras, comamos—dijo indiferente el pintor.
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