UN JUEZ RURAL 247 —Usted perdone, sefior—dijo Solaguren acercandosele—convenzase; ila vida es asil y no para tomarla tan desesperadamente...! —Solaguren!—exclamo el pintor, tratando de contener a su amigo. —dQue dice?—gruno el desconocido, abriendo tamanos ojos. Temeroso dio un paso atras, mientras enarbolaba su baston pronto a la defensa. —No se intranquilice, senor. Vemos que usted esta triste; nosotros tambien; pero ique diablos! todo tiene mas de imaginacion que de otra cosa! ?No lo cree usted asi? Y como Solaguren, librandose de la tutela del pintor, pretendiese dar al anciano un amistoso golpecito en la espalda, el desconocido descargo con fuerzas su baston sobre el hombro de Solaguren. —Viejo bruto!—le dijo Mozarena acercandosele agresivo. —iSocorrol—alcanzo a gritar el desconocido. —iSi no se calla le vamos a dar una buena! —amenazo el pintor.
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