UN JUEZ RURAL 225 en todas partes. Vidas innumerables observadas, asi, al pasar, confusa y brevemenfe, sin relieve, monotonas, reposando, yendo o viniendo, veianse absurdas y carenfes de senfido hasfa la obsesion. Cuando el franvia liego al cruce de su calle, con esfuerzo se puso de pie y bajo. Hubiese querido seguir indefinidamenfe en el, y confemplar con desden malsano y sabica curiosidad el aspecfo claramente estrafalario de la ciudad, de la vida, y de si mismo. Dos meses trascurrieron desde que se encontraba con su familia en aquel balneario. La vida pequena e insulsa de la playa, cierto malestar gastrico, la ociosidad obligaioria !e fueron enervando. Es posible que !os banos de mar probaran mal a sus nervios. pero siguio tomandolos cada manana. Eran, falvez, su unica alegria. Cada vez coslabafe mayor tm~ bajo dejar el lecho, pero, cuando en fraje de bano, apenas cubierto con su bata, salia a la callejuela que dislaba media cuadra de! mar, y sentia el aire fresco y puro, y confempiaba el cielo, casi siempre azul, con nubes livianas y cambiantes, un gran opfimismo enfonaba sus 15
RkJQdWJsaXNoZXIy Nzg5NTA=