UN JUEZ RURAL 219 los debiles aires de la tierra, hactan de todo el orgullo del mar una simple ola nacida en el oceano de la noche inconmensurable! Solaguren sintio hasta el horror su infinita pequenez; disparo sus pensamientos hacia la ultima fantasia, y, como si ese fuera el comienzo de un viaje a la eternidad, apoyandose un instante en las ultimas espumas, lanzo su caballo al abismo que allt parecta abrirse en un galope sobrenatural: un caer siempre suspendido, un vuelo entre los mundos! La carrera enloquecedora sobre el gigante espejo de las playas! La luna comenzo a oculfarse; hacia el oriente una debil claridad nacio como de las sombras mismas. Poco antes de llegar a la aldea de Las Cruces, un pajarillo oculto entre los mayus, lanzo el primer gorjeo; el alba fue prestando a todas las cosas una livida apariencia; y Solaguren penso, al salir de esa noche inolvidable, que el tambien debia tener e! aspecto de alguien que vuelve de entre los muertos.
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