UN JUEZ RURAL 215 Cuando Isabel lleva los ninos a acostarse, el queda mirando, siempre mirando hacia los negros cristales. Pasa el fiempo, y deshecho todo pensamiento en el rifmo de la luz y el canto del mar entre las sombras, Solaguren ve surgir vagamente una claridad en el horizonte marino; la ve concretarse y venir hacia el: es una mujer que se desliza silenciosa sobre las aguas, roza el rirculo de la luz, y a la imagen de un hombre alii reflejada la besa en la frenfe. Y mienlras el siente que tambien unos labios acarician su rostro, que sus brazos estrechan un blando y tibio cuerpo femenino, y que su boca se hunde en una suave y olorosa cabellera, vuelto siempre sus ojos hacia la escena suspendida e irreal, alii tras los cristales, ve como aquellas sombras humanas, cercadas por la noche y la soledad marina, se estrechan dulcemente. Una infinite angustia oprime su garganta, y asi como en la manana, insomne, buscaba hundirse en la inconciencia, ahora oprime y oprime aquella sombra entre sus brazos, y

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