168 PEDRO PRADO ferino en vez de cuello y corbata; toda su pequena nuez craneana surgia ahogandose entre las mejillas grasas y la frente angosta, amorcillada de arrugas; su cabellera era un pequeno escobillon azulejo plantado al medio y en lo alto de toda aquella gelatina viviente. —iUsted es el senor Inostroza? —Para servirle, senor. Mi compadre ya le habra explicado. —Si; algo me ha dicho ipodria darme usted algunos datos precisos sobre su caballo? —iDatos precisos? —iQue pelo tiene? ique marca? Explicale al senor juez—dijo el secretario. —Todos conocen mi bestia; yo no necesito andar reclamando Io que no es mio.. —Si no se {rata de eso, senor; pero yo desearia... —Que quiere que le diga; el caballo todavia no es muy viejo, tendra diez o doce anos, es mulato, no tiene marca, esta tuzado desde el Domingo ultimo. —iAlguna pinta blanca?
RkJQdWJsaXNoZXIy Nzg5NTA=