146 PEDRO PRADO amparo de una sombra que le iba abandonando con el mas solapado de los silencios, quisiera que Mozarena no diese termino jamas a la tela que comenzara a pintar una hora antes. Las ralas y crespas barbas del pintor se aureolaban al sol; su rostro, contratdo por la atencion, perlabase de humedo brillo. En el vasto espectaculo abierto en contorno era ese hombre un simple episodio, por momentos el mas apasionante; pero habta tantos otros! Tantos que por ofrecerse como a una octava de sensibilidad mas baja, o mas alta que la media y mas constante del hombre, quedaban, en una primera impresion, insospechados, como colores prolongandose mas alia de los limites del espectro luminoso. Solaguren sentia como si algo en el se esponjara; sentia interiormente el mismo placer del desperezamiento que esperimentaba al estirar sus brazos y bostezar en deliciosa beatitud. Si; su ser total iba expandiendose como si ese silencio fuera un ritmo y un medio propicio a mayor plenitud. iQue cosas, finas, vibratiles, comenzaban a avanzar desprendiendose de su
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