siniestro a inesperado gol-pe del destino. Al escuchar a Javert, su primer pensamiento fue ir a Arras, denunciarse, sacar a Champmathieu de la cárcel y reemplazarlo. Esta idea fue doloro-sa, punzante como incisión en carne viva; pero pasó, y se dijo: \"Veremos, veremos.\" Reprimió este primer movimiento de generosidad y retrocedió ante el heroísmo. Sin duda era más perfecto que, después de las santas palabras del obispo, después de una peni-tencia tan admirablemente empezada, ese hom-bre, ante una coyuntura tan terrible, no dudara un momento y marchara hacia el precipicio en cuyo fondo estaba el cielo. Pero es preciso saber qué pasaba en su alma. En el primer momento, el instinto de conserva-ción alcanzó la victoria; recogió sus ideas, ahogó sus emociones; consideró la presencia de Javert conociendo la magnitud del peligro; aplazó toda resolución con la firmeza que da el espanto; con-fundió lo que debía hacer, y así recobró su calma, como un gladiador que recoge su escudo. El resto del día lo pasó en el mismo estado: un torbellino por dentro y una aparente tranquilidad por fuera. Todo estaba confuso; sus ideas se agolpaban dentro de su cerebro. Sólo sabía que había recibido un gran golpe. Fue a ver a Fantina, y prolongó su visita al lado de aquel lecho de dolor. La recomendó a las Hermanas por si llegaba el caso de tener que ausentarse. Sentía vagamente que tal vez tendría que ir a Arras; y sin haber decidido hacer este viaje, se dijo que como estaba al abrigo de toda sospecha, que no habría inconveniente en ser testigo de lo que pasara. Pidió, por tanto, un carruaje. Volvió a su cuarto y se concentró en sus pen-samientos. Examinó su situación y le pareció inaudita. Sintió un temor casi inexplicable, y echó cerrojo a la puerta, como si temiera que entrara algo. Des-pués apagó la luz. Le estorbaba; creía que podrían verlo. Pero lo que quería que no entrara, ya había entrado; lo que quería cegar, lo miraba fijamente: su conciencia. Su conciencia, es decir Dios. Su mente había perdido la fuerza necesaria para retener las ideas, y 96
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