Sus ojos se inflamaron; la frente desigual, agrie-tada, con protuberancias en varios sitios, horrible-mente arrugada en la parte superior, se manifestó por entero; la nariz volvió a ser aguileña; reapare-ció el perfil feroz y sagaz del hombre de rapiña. —El señor barón es infalible —dijo con voz cla-ra—, soy Thenardier. Y enderezó la espina dorsal. Thenardier estaba sorprendido. Quiso causar asombro, y era él el asombrado. Valía esta humilla-ción quinientos francos, y en último caso la acepta-ba; pero no por eso estaba menos aturdido. Veía por primera vez al barón Pontmercy, y a pesar de su disfraz éste lo había conocido. Para mayor sor-presa suya, no sólo sabía su historia, sino la de Jean Valjean. ¿Quién era aquel joven casi imberbe, tan glacial y tan generoso, que sabía todo? Se recordará que Thenardier, aunque en otro tiempo vecino de Marius, no lo había visto nunca, lo cual es muy frecuente en París. Había oído hablar a sus hijas vagamente de un joven muy pobre, llamado Marius, que vivía en la casona. Ninguna relación podía existir para él entre el Marius de aquella época y el señor barón Pont-mercy. Había logrado, tras largas investigaciones, adi-vinar quién era el hombre que había encontrado cierto día en la gran cloaca. Del hombre le costó poco llegar al nombre. Sabía que la baronesa Pont-mercy era Cosette, y en este tema se proponía obrar con toda discreción, siendo que ignoraba el verdadero origen de la joven. Entreveía, es cierto, algún nacimiento bastardo, pues la historia de Fan-tina le había parecido siempre llena de ambigüe-dades; pero, ¿qué sacaría con hablar?, ¿que le pa-gasen caro su silencio? Poseía, o creía poseer, un secreto de mucho más valor. En la mente de Thenardier la conversación con Marius no había empezado todavía. Se vio obligado a retroceder, a modificar su estrategia, a abandonar una posición y cambiar de frente; pero nada esen-cial se hallaba aún comprometido, y tenía ya qui-nientos francos en el bolsillo. Le quedaban cosas decisivas por revelar, y se sentía fuerte hasta contra aquel barón Pontmercy tan bien informado. Para los hombres de la índole de Thenardier todo diálogo es un duelo. ¿Cuál era su situación actual? No sabía a quién hablaba, pero sí de lo que hablaba. Pasó rápidamente esta 521
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