LIBRO TERCERO. El año 1817 I. Doble cuarteto En 1817 reinaba Luis XVIII, Napoleón estaba en Santa Elena, y todos convenían en que se había cerrado para siempre la era de las revoluciones. En ese 1817, cuatro alegres jóvenes que estu-diaban en París decidieron hacer una buena bro-ma. Eran jóvenes insignificantes; todo el mundo conoce su tipo: ni buenos, ni malos; ni sabios, ni ignorantes; ni genios, ni imbéciles; ramas de ese abril encantador que se llama veinte años. Se llamaban Tholomyès, Listolier, Fameuil y Blachevelle. Cada uno tenía, naturalmente, su amante. Blachevelle amaba a Favorita, Listolier ado-raba a Dalia, Fameuil idolatraba a Zefina, y Tholo-myès quería a Fantina, llamada la rubia, por sus hermosos cabellos, que eran como los rayos del sol. Favorita, Dalia, Zefina y Fantina eran cuatro encantadoras jóvenes perfumadas y radiantes, con algo de obreras aún porque no habían abandona-do enteramente la aguja, distraídas con sus amor-cillos, y que conservaban en su fisonomía un res-to de la severidad del trabajo, y en su alma esa flor de la honestidad que sobrevive en la mujer a su primera caída. La pobreza y la coquetería son dos consejeros fatales: el uno murmura y el otro halaga; y las jóvenes del pueblo tienen ambos consejeros que les hablan cada uno a un oído. Estas almas mal guardadas los escuchan; y de aquí provienen los tropiezos que dan y las pie-dras que se les arrojan. ¡Ah, si la señorita aristo-crática tuviese hambre! Los jóvenes eran camaradas; las jóvenes eran amigas. Tales amores llevan siempre consigo tales amistades. Fantina era uno de esos seres que brotan del fondo del pueblo. Había nacido en M. ¿Quiénes eran sus padres? Nadie había conocido a su padre 49

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