—Sí, reverenda madre. —¿Sois su padre? Fauchelevent respondió: —Su abuelo. La madre vocal dijo entonces a la priora: —Responde bien. Jean Valjean no había pronunciado una sola palabra. La priora miró a Cosette con atención, y dijo a media voz a la madre vocal: —Será fea. Las dos religiosas hablaron algunos minutos en voz baja en el rincón del locutorio, y después volvió a su asiento la priora y dijo: —Tío Fauvent, buscaréis otra rodillera con cam-panilla. Ahora hacen falta dos. Y así fue que al día siguiente se oían dos campanillas en el jardín. Jean Valjean estaba ya instalado formalmente; tenía su rodillera de cuero y su campanilla; se llamaba Ultimo Fauchelevent. La causa más eficaz de su admisión había sido esta observación de la priora sobre Cosette: \"Será fea\". Así que la priora dio este pronóstico, tomó simpatía a Cosette, y la admitió en el colegio como alumna sin pago. VII. Clausura Cosette continuó guardando silencio en el convento. Se creía hija de Jean Valjean; y como por otra parte nada sabía, nada podía contar. Se acostumbró muy pronto al colegio; al entrar de educanda, tuvo que ponerse el traje de las colegialas de la casa. Jean Valjean consiguió que le devolvieran los vestidos que usaba, es decir, el mismo traje de luto con que la vistió cuando la sacó de las garras de los Thenar-dier. El traje no estaba aún muy usado; Jean Valjean lo guardó en una maletita con mucho alcanfor y otros aromas que abundaban en los claustros. 198

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