presidiario Jean Val-jean durante su evasión de algunos días anduvo vagando por los alrededores de Montfermeil, se notó en esta aldea que un viejo peón caminero llamado Boulatruelle hacía frecuentes visitas al bos-que. Se decía que el tal Boulatruelle había estado en presidio; que estaba sometido a cierta vigilan-cia de la policía, y que como no encontraba traba-jo en ninguna parte, la municipalidad lo empleaba por un pequeño jomal como peón en el camino vecinal de Gagny a Lagny. Este Boulatruelle era bastante mal mirado por los aldeanos, por ser demasiado respetuoso, humil-de, pronto a quitarse su gorra ante todo el mundo, y porque temblaba delante de los gendarmes. Se le suponía afiliado a una banda de asaltantes, el Patron—Minette; se tenían sospechas de que se embos-caba a la caída de la noche en la espesura de los bosques. Además, era un borracho perdido. Desde hacía algún tiempo, se le encontraba en los claros más desiertos, entre la maleza más sombría, buscando al parecer alguna cosa, y algu-nas veces abriendo hoyos. Decían en la aldea: —Es claro que el diablo se ha aparecido. Boula-truelle lo ha visto, y busca. Está loco por robarle su alcancía. Otros añadían: ¿Será Boulatruelle quien atrape al diablo, o el diablo a Boulatruelle? Poco tiempo después cesaron las idas de Boula-truelle al bosque, y volvió a su trabajo de peón caminero, con lo cual se habló de otra cosa. No obstante, la curiosidad de algunas perso-nas no se daba por satisfecha. Los más curiosos eran el maestro de escuela y el bodegonero The-nardier, que era amigo de todo el mundo y no había desdeñado la amistad de Boulatruelle. —Ha estado en presidio —se decía—. Ah, uno nunca sabe ni quién está allá, ni quién irá. Una noche decidieron con el maestro de es-cuela hacerlo hablar, y para esto emborracharon al peón caminero. Boulatruelle bebió grandes cantidades de vino y se le escaparon unas cuantas palabras, con las cuales Thenardier y el maestro creyeron 128
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